martes, 6 de marzo de 2012

Crítica: "Los mejores años de nuestra vida", W.Wyler (1946)





 "¿Sabes lo que nos espera?
 No tendremos dinero, ni una casa descente 
y la gente nos tratará a puntapiés" 

 


Esta obra del director de origen alemán William Wyler se inscribe en el contexto del final de la II Guerra Mundial en EEUU. Las victorias aliadas en Normandía y París (1944) impulsaron la escritura de la novela en la que se basa dicho film, Glory for me, de McKinley Kantor, gracias al productor Samuel Goldwyn, con el que Wyler colaboraba desde 1936. Apenas un año después, en 1945, Kantor termina su obra y el guionista Robert Sherwood es contratado para adaptarla con tal de realizar el film. A su vez, Wyler regresa del frente, donde combatió en las fuerzas aéreas estadounidenses y, al año siguiente, comienza el rodaje, prácticamente al mismo tiempo que siete millones de soldados vuelven a EEUU de la guerra en Europa y Churchill acuña el término “Telón de Acero” (que supuso el aislamiento de la URSS con respecto al bloque occidental, liderado por EEUU). Estos acontecimientos alrededor de la concepción del film son imprescindibles para comprenderlo en toda su profundidad y observar la forma en que se exponen los diferentes temas que trata y su relevancia en la sociedad a la que se dirigen.
El contenido de este film podría resumirse en tres grandes bloques temáticos, a saber, la guerra y el contexto histórico del momento, la sociedad estadounidense y la moral imperante en EEUU. Por su relevancia en el film se expondrán con más detalle los temas referentes al primer bloque.
El primer tema, y el más fácilmente identificable, es el regreso a casa de los soldados estadounidenses tras la II Guerra Mundial. Como se ha señalado antes, al mismo tiempo que se comenzaba el rodaje de Los mejores años de nuestras vidas volvieron del frente siete millones de soldados. De esta forma, la obra de Goldwyn y Wyler se aseguraba el éxito de público tratando un tema como este, si bien la forma en que aparece en el film merece algunas consideraciones aparte. El regreso de los soldados aparece aquí mostrado desde dos perspectivas bien diferenciadas: la de los propios excombatientes y la de la sociedad que los recibe. Los primeros se muestran temerosos ante la llegada a casa, conscientes del tiempo transcurrido y marcados por los horrores vividos en la batalla (la discapacidad y los traumas causados por el enfrentamiento bélico son otros de los temas que aparecen en el film, sobre todo en la figura del capitán, Fred, y sus pesadillas y el marine Parrish, al que le faltan ambas manos). Los segundos, el pueblo estadounidense, reciben el impacto de la realidad de la guerra en sus seres queridos, con una respuesta sedada por la información que a lo largo del conflicto recibieron de los medios, que “maquillaron” esa cruda realidad y crearon una guerra diferente a la de los que la vivieron en primera persona. En cuanto a los daños de la guerra en los soldados (discapacidad, traumas), también hay una lectura diferente a la de los protagonistas en la gente que les rodea, como se observa en el acogimiento del marine por parte de su familia y conocidos. Esta “doble duplicidad” se muestra enfrentada, intentando hacer justicia tanto a unos como a otros, y elaborando así una aproximación más fidedigna a la realidad del momento (cosa que hizo que este film, a pesar de su éxito en los Oscars, fuera tachado de “antiamericano” por el Comité de Actividades Antiamericanas, al mostrar la frialdad o indiferencia del pueblo con el regreso de los soldados).
Otro tema que aparece, aunque referenciado sólo puntualmente, es la propia II Guerra Mundial como hecho histórico. De este modo, se alude a algunos acontecimientos del conflicto, si bien una vez identificados, se puede comprobar que únicamente se habla de las grandes batallas victoriosas de los aliados (Normandía, Iwo Jima, Filipinas, Hiroshima, Francia) y del “héroe americano”, el general McArthur. Este hecho no es gratuito, sino que plasma la manipulación mediática del conflicto en la sociedad estadounidense que, a través de la prensa, recibía sólo estas victorias como noticias del mismo. Es por esto también que la visión antes referida de la gente que permaneció en EEUU era tan diferente de la de los soldados que volvían del frente. De esta manera se muestra cinematográficamente un hecho curioso, el de que para el pueblo estadounidense, los soldados que regresaban de la II Guerra Mundial no habían vivido la guerra y viceversa. En este sentido histórico (y también referenciado implícitamente), otro tema que aparece en el film es la situación económica y política de EEUU tras la II Guerra Mundial. Los daños del conflicto apenas se sintieron en suelo estadounidense (a excepción de Pearl Harbour, que no aparece), pero sí que se produjeron beneficios económicos que transformaron la forma de vida del país (sobre todo gracias a la venta de armamento). Este impacto económico se tradujo en una ebullición de industrias y puestos de trabajo que, con la finalización de la guerra, desaparecerían. Es por esto que, a partir de 1945, algunos se mostraron indecisos ante el nuevo cariz que tomaría la situación del país, como se puede observar en el film en algunos comentarios de Mr.Cameron (en este sentido, el film se podría relacionar con las políticas económicas impulsadas por el presidente Franklin D.Roosevelt antes de la guerra, conocidas como “New Deal”). Siguiendo con el aspecto político, se muestra también un adelanto de lo que fue el denominado “McCarthismo”, proceso de persecución (generalmente, sin fundamentos) por traición a la patria encabezado por el senador Joseph McCarthy durante la primera década de los años 50. El mejor ejemplo de esto es la escena en la heladería, en la que un cliente conversa con el soldado lisiado Homer Parrish, donde se cuestiona la entrada de EEUU en la guerra.
Para concluir con este bloque temático, las referencias al uso de la energía atómica para la guerra hacen referencia tanto a un hecho histórico (las bombas de Hiroshima y Nagasaki) como a un aspecto ideológico de los creadores del film, al poder leerse a partir de ello una tendencia pacifista. En el ámbito de la ideología, sin embargo, hay que mencionar también un tema que aparece por omisión, el de la sociedad negra en la realidad estadounidense del momento. En todo el film no aparece ninguna persona negra, ni siquiera se hace mención de los centenares de soldados de esta etnia que defendieron las filas aliadas en la guerra. Esto puede venir dado por iniciativa de los creadores del film (cosa que resultaría paradójica al ponerla en relación con la tendencia progresista que se comentaba más arriba) o, por otro lado, podría responder a la adecuación del film a las directrices de la censura política en el cine del momento (si bien también resulta problemática esta interpretación, puesto que no hubo reparos en evidenciar otros aspectos “oscuros” de la sociedad norteamericana).
Para finalizar, el resto de temas que aparecen en este film de Wylder muestran en la gran pantalla algunas de las características que definían el EEUU de entonces: la diferenciación de clases sociales por el nivel adquisitivo (en contraposición al Ejército y su apreciación de la capacidad personal) o el papel de la mujer en esta época cubren un plano social; mientras que la representación del matrimonio (y, en omitida oposición, el divorcio) o el problema del alcoholismo harían referencia a la moral puritana del país.



Marta Chamorro Velázquez

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